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EL OBSERVADOR LABORAL

2 de septiembre de 2022

Un efecto fomentado por el Odio o el Interés del rencor (por Edgard Llanos)

Por: Redacción A1 Noticias

El acto criminal hacia la vicepresidenta del país, es analizado por algunos como “la acción de un loquito suelto”. Repasando la historia contemporánea debemos entender que cuando se siembra persecución y odio se obtiene violencia. Cuando el general Eduardo Lonardi, era depuesto por Aramburu a 20 días de tomar la presidencia empezó la tragedia

(CABA, 02.Sep.2022 – Por Edgard Llanos especial para A1 Noticias) Hace sesenta y siete años, el entonces presidente y general Eduardo Lonardi anunciaba desde un balcón –que había tenido otro dueño- que en la “Revolución Libertadora” no iba a haber ni vencedores ni vencidos, comenzaba a escribirse esta historia. Lonardi duró 20 días al frente del ejecutivo y fue desplazado por el general Pedro Eugenio Aramburu, representante del sector “liberal” del Ejército, el 13 de noviembre de 1955. Por esos tiempos no había “medios hegemónicos”, sino hubieran titulado: “Los halcones vencieron a las palomas”.

Con el almirante Isaac Rojas como vicepresidente, se intervino la CGT, se secuestró y desapareció el cadáver de Eva Perón y se inició una sistemática persecución de militantes o simpatizantes peronistas que arrojó el saldo de cuatro mil personas encarceladas, miles de torturados y el fusilamiento de 33 civiles y militares en los basurales de José León Suarez en junio de 1956. Otro emblema del peronismo era la Fundación Eva Perón donde se ordenó quemar frazadas, sábanas, y platos, con la sola razón de llevar el logo de la institución.

Se destruyeron pulmotores y al tiempo y producto de una epidemia de polio que afectó a miles de pibes argentinos, falleciendo por falta de atención médica, los militares y civiles cómplices de “La Libertadora” tuvieron que importar veintiún pulmotores desde los Estados Unidos. Se llegó a la locura de destruir los frascos previstos para transfusiones que quedaban en los hospitales por contener “sangre peronista”. El 5 de marzo de 1956, se firmó el decreto 4161 para prohibir al peronismo en todas sus formas y expresiones. No pudieron, nació el “Perón Vuelve”.

Por estos días, se ha escuchado en reiteradas oportunidades la frase: “los males de la Argentina son producto de los gobiernos populistas”, “si desapareciera el peronismo y el kirchnerismo, nadie robaría en la Argentina”, y otras más graves escritas en la red social Twitter por un pseudo dirigente que pretendió ser presidente alguna vez ampliando la grieta con el famoso “Ellos o Nosotros”. Ellos debemos ser nosotros, podíamos ironizar, pero un experto en neurolingüística seguramente le preguntaría quien o quienes tienen un aparato de medición para realizar una justa división.

Esta batería de mensajes cargados de odio de clase, de no aceptar que los más humildes merecen vivir una vida más digna, que tenemos derecho a comprarnos un auto 0Km, a disfrutar de nuestra jubilación, a pasear y poder comprar hasta un equipo de aire acondicionado, provocan graves consecuencias.

El autor del intento de magnicidio hacia CFK es el resultado de toda esta carga viral, mediática, despiadada y persecutoria no solo hacia la vicepresidenta, sino hacia una gran parte del pueblo argentino que eligió durante muchos años al peronismo como su forma de vida. No es un loquito suelto, es la resultante de años de odio hacia un sector social de la Argentina.

Cuando a las 16.21, Cristina Fernández de Kirchner salió nuevamente a la calle –esta vez rodeada de su seguridad- sonriente y levantando la mano izquierda en señal clara de que está bien, algunos de los militantes que custodian desde hace once días la esquina de Juncal y Uruguay, murmuraron por lo bajo: “No nos han vencido”. Por esas horas la Plaza de Mayo volvió a ser la Plaza del Pueblo, colmada de jóvenes, chicos, ancianas, militantes y calor populista.

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