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28 de junio de 2018

"Hasta el último día seremos campeones"

Por: Redacción A1 Noticias

Daniel Bertoni, uno de los campeones del Mundial 78, relata todas las emociones vividas en la final ante  Holanda. Mirá.

Me acuerdo que miré la tribuna, sí, la tribuna. Y después al cielo. Levanté los brazos. Lo recuerdo y se me pone la piel de gallina. Una electricidad que me recorre el cuerpo, es sentir todavía una alegría inmensa dentro de mi alma. Vinieron Mario Kempes, Leopoldo Luque y otros compañeros a abrazarme. Yo acababa de hacer el gol. Era el 3-1. En ese momento es difícil pensar en algo. Se te cruzan mil cosas por la cabeza.

Esa final fue un día de mi vida que me marcará para siempre. Sentir la alegría de mis padres, de mis amigos, de mis seres queridos y de toda la gente de Argentina, porque en ese momento todos los argentinos estaban orgullos de que nuestra selección ganara el primer Mundial y lo ganara enfrentando a los mejores. Verdaderamente fue emocionante ver llorar a mis padres, a la gente que me quiere. Estaba por nacer mi hijo, que nació el 30 de agosto del 78. Fue impresionante, se había dado todo ese año. Gané el Campeonato Nacional en enero, un 25 de enero con Independiente contra Talleres, éramos ocho hombres. Gané también el título de Campeón del Mundo entre todas las selecciones y nació mi hijo. ¿Qué más le podría pedir a la vida del año ese?

¿Qué se siente ser campeón? Para mí es lo máximo. Para cualquier ser humano, cualquier jugador de fútbol que lo practique en cualquier país del mundo, llegar a ser campeón es lo máximo. En el deporte que hacemos somos de los pocos privilegiados que pudimos levantar la Copa del Mundo.

En ese momento nadie nos daba como candidatos porque, primero y principal, Argentina nunca había ganado un Mundial, y segundo, aunque jugáramos en casa, estaban como favoritos Italia, Alemania, Holanda, que eran los equipos fuertes del momento. Ahí aparecimos nosotros y Brasil mismo, nunca nos vieron como favoritos. Nosotros teníamos un objetivo: dejar todo por la camiseta, por nuestro honor. Fue un orgullo poder llegar a una final y ser campeones del mundo, yo pienso que la gloria no tiene precio. Como para nosotros no tenía precio ganar el título del mundo y lo hicimos.

Durante la competencia hubo momentos en que estábamos muy bien y momentos en los que se zozobró un poquito la situación. Como cuando perdimos con Italia y empatamos con Brasil. Fue un campeonato muy duro y nos tocó jugar en la final con una de las selecciones más importantes de ese momento: Holanda, que había revolucionado el fútbol de la década y que había llegado a dos finales seguidas.

Yo creo que todos los partidos te van a marcando, ganes o pierdas, pero la final fue algo impresionante. Ganar y hacer el gol que nos dio la tranquilidad para mí fue lo máximo, por eso ese partido no lo olvidaré nunca. No podría revivir ese gol, aunque quisiera, hay que vivir el momento. En ese entonces yo no me di cuenta de muchas cosas y con el tiempo me he dado cuenta del valor, pero verdaderamente me gustaría poder ir hacia atrás y revivirlo.

Además de la llegada de mi hijo, pensé en Dios. Gracias a él hice la carrera que hice, tengo mis problemas, como todo ser humano, pero trato de ser feliz. Esa fue una parte de mi vida tan feliz, realmente. Imaginate: ser jugador de fútbol, jugué casi 16 años en alto nivel, en la alta competencia. Jugué unos años en Europa, jugué dos mundiales, podría haber jugado cuatro incluso. Dios me dio el don y yo lo supe aprovechar porque la suerte también te tiene que acompañar, pero la suerte hay que buscarla y si viene hay que saber aprovecharla.

Cuando perdés un partido por ahí tenés que sacar la fuerza, el valor, de adentro. Le toca a cada hombre mostrar su hombría para salir adelante. Los días tristes en el fútbol se pasan ¿sabes por qué? porque tenés revancha. Los días realmente tristes son en la vida, como cuando murió mi padre y murieron algunas personas que yo quería o paso algo, alguna enfermedad, en el fútbol tenés revancha siempre.

No podés pensar en otra cosa que se equipare de lo lindo que es ser campeón del mundo. Fue hermoso, haber ganado una final y sentirte importante, la gente nos paraba por la calle. Era un cariño, un afecto impresionante, sucediendo las cosas que estaban sucediendo que después nos enteraríamos con el tiempo, pero en ese momento nosotros no sabíamos nada y queríamos jugar y ganar el título del mundo para tener un título más dentro de nuestras vitrinas personales.

Yo ahora estoy invitado a Rusia, esta vez invitan a todos los capitanes de selecciones campeonas del mundo de la historia junto con los goleadores de las finales. Para mí es un orgullo, date cuenta que siempre estamos en el recuerdo, en el respeto del a FIFA de la gente, de los periodistas y de todos. Yo creo que hasta el último día que estemos en este mundo seremos campeones del mundo. Y me siento siempre campeón del mundo.

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