Miércoles 3 de Diciembre de 2025

Hoy es Miércoles 3 de Diciembre de 2025 y son las 11:40 - ** La Agencia de Noticias “A1 Noticias”, fue declarada de Interés General y Legislativo, por Ordenanza Nº 6236/19 del HCD de Moreno ** GACETILLAS DE PRENSA por mail a [email protected] ** A1 Noticias **

  • 27.7º

27.7°

El Tiempo en Capital Federal

SOCIEDAD

3 de diciembre de 2025

Por qué los juegos de mesa son la clave para la “desconexión activa” que exige el cerebro

Por: Redacción A1 Noticias

La psicopedagoga Mariana Savid y Juan Del Compare, Marketing Manager de Devir, explican por qué la pausa estructurada que ofrece lo analógico, fomenta la concentración profunda, el pensamiento estratégico y el vínculo cara a cara, que es clave para una gestión del ocio que nutre tanto la mente como la conexión humana

Buenos Aires, Diciembre de 2025 - El fenómeno de los juegos de mesa modernos ya no se explica solo como una moda pasajera, sino como una respuesta consciente y estratégica de la sociedad, y en particular de la generación de nativos digitales, a la fatiga cognitiva y la fragmentación de la atención que genera la vida hiperconectada.

Niños y adolescentes son una población que no está exenta de este fenómeno. En este contexto, Mariana Savid, psicopedagoga, especialista en ciudadanía digital y creadora de la práctica Reseteo Digital, argumenta que la vuelta a lo analógico es una necesidad neurobiológica. Para Savid, es fundamental desmontar el mito del "nativo digital", ya que si bien los chicos nacen en un entorno con pantallas, "no nacen sabiendo usarlas", y lo que sí somos, desde nuestra constitución más profunda, es "nativos vinculares". “Esta naturaleza humana requiere la interacción cara a cara para constituirse, algo que la sobreexposición a las pantallas en la primera infancia amenaza al atentar contra el vínculo”, asegura la especialista.

La diferencia esencial entre el juego digital y el analógico radica en cómo interactúan con el sistema nervioso. Savid explica que el juego de mesa ofrece un anclaje sensorial. Es decir, eso que se produce en el acto de tocar cartas, dados y fichas, obligando al cerebro a salir del piloto automático y a situarse en el presente y en lo concreto. Este proceso de ralentización, facilitado por las micropausas naturales del juego (como el tiempo que se tarda en repartir o mezclar cartas), es crucial a nivel neurociencia. “Lejos de ser tiempo muerto, es el espacio que permite la intervención de la corteza prefrontal -que funciona como el director de orquesta del cerebro- para modular la impulsividad de la amígdala. Esto se convierte en un entrenamiento directo a la espera y a la tolerancia a la frustración, dos de los mayores desafíos en la educación actual”, asegura. En contraposición, los videojuegos eliminan intencionalmente estas pausas, creando un sistema adictivo con exceso de dopamina mediante recompensas variables e intermitentes, lo que la especialista define como el "efecto traga moneda".

Desde la industria y la experiencia directa con el público, Juan Del Compare, Marketing Manager de Devir, confirma este valor: uno de los mayores aprendizajes que un niño o un joven puede tener mientras está frente a un juego de mesa es el manejo de la frustración. Mientras los videojuegos ofrecen la opción de respawnear o reiniciar infinitamente, el juego de mesa establece un límite claro: "Es como un círculo mágico donde se puede perder sin que pase nada, ofreciendo así un espacio de simulación para aprender a tolerar la frustración y a manejar las emociones”, afirma.

Además, desde el aspecto cognitivo, los juegos de mesa modernos fuerzan al jugador a un tipo de pensamiento que la tecnología no estimula: mientras los videojuegos suelen ser reactivos y con reglas preprogramadas, los juegos de mesa exigen una estrategia a largo plazo y obligan a reestructurar constantemente el plan en función de los movimientos impredecibles de los otros jugadores. “Esto genera una flexibilidad cognitiva más humana y adaptativa entrenando las funciones ejecutivas de forma activa". añade Savid.

Del Compare explica que la rejugabilidad es un factor clave: la variabilidad que ofrecen los juegos de mesa -ya sea porque el tablero se arma de forma distinta o se juega con otras personas- hace que casi nunca sea el mismo juego, forzando al jugador a desarrollar una nueva estrategia en cada partida y fortaleciendo el pensamiento reflexivo. Esta complejidad estratégica se complementa con un salto en la calidad del diseño para competir con el atractivo visual de las pantallas. Del Compare destaca que los juegos modernos han incorporado "tableros de doble capa, fichas personalizadas, y arte de grandes ilustradores," haciendo que la gente los elija por su belleza visual y por el placer de montar y manipular objetos físicos.

Este placer táctil se suma al factor social: el juego de mesa se consolida como una "excusa para socializar", un espacio que exige y premia el encuentro. Esta atención fomenta directamente la inteligencia interpersonal y la capacidad de negociación, habilidades que el diálogo virtual limita, ya que se practica la lectura de señales no verbales, los gestos y los tonos de voz. En el ámbito familiar, el juego de mesa funciona como un campo neutral donde "la jerarquía se borra," permitiendo que padres e hijos operen como pares y fortaleciendo el vínculo de respeto y afecto, según explica Savid.

Es precisamente esta capacidad de ofrecer una pausa estructurada y una desconexión activa (lectura, juegos de mesa, paseos) lo que la práctica del Reseteo Digital persigue: es un respiro fundamental para reducir la ansiedad, bajar los niveles de cortisol y permitir que el cerebro recargue, poniendo la tecnología en su lugar: que sea una herramienta de uso y no el elemento que nos consuma. La labor de Devir, al facilitar torneos y demostraciones, busca precisamente acercar esta opción a las familias, mostrándoles que hay una alternativa de ocio de calidad y de conexión real.

COMPARTIR:

Comentarios